En este antiguo piso, algo oscuro y muy compartimentado, se respiraba un aire nostálgico, lleno de recuerdos y vivencias. Sin embargo, sus muros también albergaban un gran potencial, esperando ser liberados para dar vida a un nuevo hogar.

Nos embarcamos en este proyecto de la mano de su propietaria con la ilusión de transformar este espacio en un reflejo fiel de su personalidad y necesidades actuales.

El objetivo principal era optimizar la distribución, manteniendo la bonita carpintería interior, rescatando las antiguas paredes de ladrillo y molduras, para crear espacios más románticos y diáfanos que aprovecharan al máximo la cascada de luz natural, permitiendo que el salón, la cocina y el comedor se conectaran creando una sensación de amplitud y armonía.

La iluminación artificial, complementa la luz natural creando distintos ambientes para cada momento del día. Lámparas de pie, apliques bajos en pared, tiras indirectas y focos empotrados se distribuyen estratégicamente para iluminar cada zona de manera adecuada.

En cuanto a los acabados, apostamos por materiales nobles y duraderos, combinando madera, ladrillo y cerámica con toques de color en los baños, que reflejan el carácter de su dueña.